domingo, 22 de marzo de 2020

La verdad de la milanesa.

Para empezar a hablar de cuarentena, primero deberemos adentrarnos en la desgracia que la origina.
El COVID 19, Coronavirus para los íntimos, una enfermedad que arrancó en China a fines de 2019.
Sabemos que en ese país habitan unos 35 millones de chinos (en su mayoría) con costumbres mucho muy distintas de las nuestras.
Por empezar, hablan en chino, idioma difícil de abandonar. Podés encontrar un chino que lleve diez, veinte o más años en Argentina pero siempre habla en chino, o en argenchino. Eso no cambia.
Lo que sí cambia es, por ejemplo, su alimentación. Acá no te podés morfar un perrito, por muy apetitoso que se vea. Ni un gato, ni un mono. Y definitivamente no podés comer murciélagos o vívoras. Serías considerado insano y te meterían más rápido que volando en alguna institución donde guardamos a los que pueden ser peligrosos para sí mismos o para los demás.
En fin, hecha esta petit reseña de algunas de sus particularidades, vamos al grano.
Los chinos, allá en la China, Muralla adentro, adhieren a la filosofía de que "todo bicho que camina, va a parar al asador", claro, cuando no se lo comen vivo.
Así las cosas y fieles a sus tradiciones gastronómicas...
...Hubo una vez en Wuhan, China, un chino que se comió un murciélago o serpiente que le transmitió el COVID 19, Coronavirus. Este goloso oriental, inmediatamente -porque si algo tiene el Coronavirus es que se dispersa más rápido que los rumores- y antes siquiera de lanzar un provechito, se lo pasó a cuanto chino se cruzó. Ellos, a su vez, lo desparramaron a otros que hicieron lo propio. Total, en media hora había una parva de chinos coronados.
Y, como el mundo de hoy es más global que la miseria, y hay tanto pudiente que va y viene por todos lados, el pequeño bichito de mierda se transformó en el ser viviente más viajado de la historia reciente.
Hoy, a tres meses de aquella infortunada ingesta del pequeño Drácula asiático, el virus se ha llevado puestos a muchos miles de personas, y se llevará muchos más hasta que logremos frenar su crecimiento exponencial.
Vacuna no hay y la cura depende de factores muy diversos (edad, estado fisiológico del que lo contraiga, patologías preexistentes, etc) que lo hacen un microscópico asesino serial prácticamente imparable.
La única valla que podemos oponerle por el momento es no tener o tener el menor contacto posible con el resto de las personas.
Aislarnos de los otros para cuidarnos y cuidarlos.
Cuarentena en casa. Período de tiempo durante el cual no se sale y que puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Ahora, transitarla no es tan fácil como contarla...